
Las metas de protección del recurso hídrico a 2025 señalan una fuerte disminución en el ámbito mundial. Faltan controles y compromiso.
Han pasado 12 años desde cuando la Unesco definió la Visión Mundial del Agua. Sin embargo, nada que cala el propósito de que el agua sea asunto de todos. El derroche continúa.
El informe de la Unesco proyecta que a 2025 la disponibilidad anual mundial promedio de recursos hídricos renovables disminuirá de 6.600 metros cúbicos a 4.800.
Entonces, 3 mil millones de hombres y mujeres vivirán en países total o parcialmente áridos o semiáridos donde dispondrán de menos de 1.700 metros cúbicos per cápita.
Existen otros factores, además del derroche, que inciden en las proyecciones de la Unesco: el crecimiento económico, la expansión de la agricultura de irrigación, la contaminación de acuíferos subterráneos, el no tratamiento de las aguas residuales y la contaminación de las cuencas.
En Antioquia varias zonas presentan escenarios críticos, de acuerdo con reportes de la autoridad ambiental.
Caucasia, Fredonia, Jericó, Tarso, Caramanta, Itagüí que, según el Plan de Acción de Corantioquia, están catalogados con vulnerabilidad alta. A ellos se suman 55 municipios con escasez media.
Siete de los 26 municipios del Oriente antioqueño se encuentran en estado crítico en el mapa del índice de escasez, según se desprende de las palabras de Javier Parra, subdirector de Planeación de Cornare.
Entre ellos están El Retiro, Guarne, Abejorral, San Rafael y, en particular, Rionegro, donde la situación será difícil y exigirá soluciones ingeniosas.
Urabá no escapa a la preocupación. El acuífero del golfo, importante reserva de abastecimiento para más de 30 comunidades rurales, además de 32.000 hectáreas de banano y plátano, está en vulnerabilidad media y alta por contaminación marina y agroquímicos.
Así lo confirma el informe de Corpourabá sobre gestión de aguas subterráneas. Y si bien se trabaja con otros organismos en proyectos de planificación y regulación, la problemática subsiste.
Las descargas de sustancias contaminantes también afectan humedales y esteros, al igual que las prácticas agropecuarias inadecuadas, la deforestación y la erosión.
En el Valle de Aburrá y en especial en Medellín el panorama es alentador, según Eduardo Cadavid Restrepo, director de la Dirección de Aguas de Empresas Públicas de Medellín.
El sistema metropolitano de aguas que abastece varios embalses, precisó, le permite a EPM brindar "una cobertura muy buena". Con la planta Manantiales, el abastecimiento para Medellín es prácticamente inagotable". El problema se enfoca, a futuro, en la calidad: "Los nacimientos se están perdiendo y a otros los están contaminando"
Antecedentes
Faltan controles y vigilancia
A diferencia de otros países donde no existe legislación para proteger el agua, en Colombia la Ley 373 del 6 de junio de 1997 establece el programa para su uso eficiente y ahorro.
En su Artículo 1 dice: "Todo plan ambiental regional y municipal debe incorporar obligatoriamente un programa para el uso eficiente y ahorro del agua (...)".
Sin embargo, faltan controles para hacer cumplir las normas, así como la aplicación de sanciones. Urge fomentar, además, la protección de humedales, manglares y bosques, crear zonas especiales, y utilizar las aguas lluvias.