
Google Glasses tiene el potencial de concretar la realidad aumentada. Apple tendrá sus propios lentes.
Cuando Sergey Brin se subió al escenario de la conferencia de desarrolladores de Google llevaba puestos unos lentes de marco grueso, aire aerodinámico y ajuste perfecto.
Hacen parte de un proyecto de investigación que el gigante de internet ha llamado como Project Glass y en el que el protagonista es un accesorio que permite desplegar información extendida: con solo apuntar al cielo su mirada conoce las previsiones del clima y al hacer una inclinación de cabeza, agenda una cita, comparte fotos o activa una videoconferencia.
Es, por ahora, una demostración de la computación para vestir (wearable computing, como se denomina en inglés), una tecnología que por décadas ha intentado llevar los dispositivos embebidos en las prendas o los accesorios. Lo que ahora es posible, de forma más intuitiva, debido al creciente poder de cómputo en dispositivos móviles, mayor ancho de banda y los avances en las interfaces de comunicación.
Google glasses, como se le ha denominado, podría ir más allá y tal vez pisar los terrenos de la realidad aumentada (RA, por sus siglas), esa tecnología que permite "sobreponer objetos virtuales 3D en posiciones específicas de una escena real", tal como la define Helmuth Trefftz , director del laboratorio de Realidad Aumentada de la Universidad Eafit. No es algo nuevo. Hace ocho años, cuenta Helmut, visitó un centro de investigación en España, y ya para entonces, un médico podía ver con RA los órganos del paciente, creados a partir de resonancia magnética. Pero las posibilidades son infinitas. Imagine un visitante de un museo que recibe información de la obra del pintor, mientras lo recorre.
Google no será el primero en tenerlas. Apple patentó el iGlass y se sabe que otras compañías trabajan en ello. De forma científica este tipo de gafas se conoce como Head Up Displays (gafas de realidad aumentada), que ahora se materializan gracias al desarrollo de pantallas transparentes y materiales como el grafeno, que ha sido llamado el nuevo silicio.
Un avance basado en el trabajo de Andre Geimy Konstantin Novoselov quienes ganaron el Premio Nobel de Física en el 2010, tal como explica el ingeniero Jaime Andrés Cortés Galves . Con un grupo de ingenieros biomédicos y de sistemas trabaja en unas gafas de este tipo para ayudar a anestesiólogos en ambientes difíciles.
"Creo que este tipo de gafas serán una herramienta útil para disminuir la carga laboral en contextos de alta complejidad, pero es una tecnología de paso hacia las interfaces cerebro-computador, es decir, con la medición de ondas cerebrales que al ser interpretadas se traducen en una acción", remata.
OPINIONES
LA INMERSIÓN QUE NOS AFECTA
Mauricio Naranjo, Escritor y docente.
El individuo hace una inmersión en la dimensión virtual que modifica su experiencia. Esto es fascinante pero igual se entra a un "contacto sin tacto" con el ambiente físico y con los demás, perdiendo un poco la corporeidad y la espacialidad. Uno de los pensadores de la cibercultura, Paul Virilio habla de cómo las nuevas tecnologías derivan en una pérdida del cuerpo y del territorio como entidades físicas y esto conlleva a algo maravilloso pero nostálgico a la vez. Un mundo sobrecodificado por la información es atractivo pero también psicótico. Estos inventos son fascinantes aunque conllevan sus riesgos psicosociales.