
América Latina podría tener un nivel más protagónico en el escenario mundial, pero a sus procesos de integración les falta claridad y fortaleza.
Veinte años de turbulencia social, económica y política bastaron para que Estados Unidos viera diezmada su influencia en América Latina, y ese "patio trasero", proveedor de materias primas y garante de la continuidad de políticas capitalistas y democráticas, se transformó en un rompecabezas cuyas piezas no terminan de encajar.
El centro de poder se traslada lentamente de norte a sur, pasando de un eje central omnipotente a múltiples polos que dan forma a bloques cuyas cabezas visibles lideran varios organismos multinacionales.
A esa primera iniciativa de integración que significó la OEA, con E.U. al timón y otros 34 países de la región como actuales miembros, aparecieron otras opciones que giran cada vez con mayor fuerza alrededor del gigante suramericano gobernado hoy por Dilma Rousseff: Brasil.
Al Mercosur y la Comunidad Andina siguió la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), para muchos una OEA que incluye a Cuba y excluye a E.U. y Canadá.
El profesor de Ciencias Políticas de la UPB, Adolfo Maya, considera que los organismos políticos actuales en la región no responden, por su falta de equidad, a una verdadera dinámica de integración.
"Los entes supranacionales económicos son también muy asimétricos, pues el Mercosur es muy benéfico para Brasil y Argentina y no para Uruguay y Paraguay", señala el analista.
Pero el ascenso de Brasil, sexta economía mundial, es evidente. Creó el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, y lo puso al servicio de Latinoamérica, e impulsó en la Unasur la creación del Consejo Suramericano de Defensa, para integrar las industrias bélicas regionales.
En el aspecto político, aparece también el socialismo bolivariano del presidente venezolano Hugo Chávez, quien se vale de la renta petrolera para rodearse de Gobiernos afines a sus políticas, como Bolivia, Ecuador, Cuba y Nicaragua, agrupándolos en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (Alba).
Este bloque intenta oponer al Sistema Interamericano de Derechos Humanos algún organismo similar, "pero mientras no tengan una alternativa a la carta de derechos existente, es muy difícil", explicó Carlos Franco , ex director del Programa de Derechos Humanos durante el Gobierno Uribe.
Por su parte, el venezolano Emilio Nouel, experto en relaciones exteriores, no le ve futuro a la Alba "pues no es un esquema de integración".
74%
aumentaron las ventas en el sector automotriz en Colombia desde que entró en vigencia el TLC con E.U.
4,2
por ciento creció el PIB venezolano en 2011, acercándose a los 324,000 millones de dólares.
1.082
por ciento aumentaron en la última década los créditos para empresas brasileñas que operan en A. L.
791
mil millones de dólares sumó el gasto militar de América en 2010. Sólo Sudamérica gastó US$63.3 mil millones.
¿QUÉ SIGUE?
DOS PODERES EN DUELO EN AMÉRICA
Tras su reelección como presidente el pasado 7 de octubre, Hugo Chávez reiteró su llamado al presidente de E.U., Barack Obama, para reestablecer las relaciones cordiales.
"Las que hemos debido mantener siempre, a partir del respeto a nuestra soberanía, que es lo que ha generado las diferencias con ese país, que se empeña en tratar de establecer un nuevo modelo de democracia en el que los países deben someterse a sus designios y aspiración de dominación planetaria", dijo a EL COLOMBIANO el analista político venezolano Alberto Aranguibel.
ANÁLISIS
FUTURO INCIERTO PARA LOS EJES DE PODER EN AMÉRICA LATINA
ANDRÉS MOLANO-ROJAS
Analista Político, Internacionalista. Universidad del Rosario
América Latina ha experimentado durante las últimas décadas un cambio de estatus geopolítico que podría traducirse en oportunidades para desempeñar un papel protagónico en la escena internacional.
La estabilización política, la recuperación económica, el saneamiento de las finanzas públicas y las condiciones favorables del mercado mundial, han sido determinantes de esta transformación, cuyo impacto se siente también en las relaciones con Estados Unidos, que parecen darse hoy en términos distintos a los del pasado.
Las ambiciones globales de Brasil y el desafío antihegemónico liderado desde Venezuela, son sintomáticos de este proceso. Sin embargo, no está claro qué suerte correrán las aspiraciones de estos dos países. Brasil corre el riesgo de seguir siendo indefinidamente el país del futuro debido al rezago de su infraestructura, su dependencia de las commodities y los marcos institucionales poco competitivos.
En Venezuela, el deterioro de su músculo petrolero, el desabastecimiento, los costos del asistencialismo ensombrecen el horizonte del socialismo del siglo XXI. Tal vez en el futuro el eje del poder en A. L. vaya por otra parte. Por ejemplo, por la Alianza Pacífico, que conforman (hasta ahora) México, Colombia, Perú y Chile.