
El Cuerpo de Bomberos de Medellín cumple 95 años de servicio y es reconocido como uno de los mejores en el país.
La vocación de servicio del bombero está hecha, literalmente, a prueba de fuego. Pero también de encierros, de profundidades, de alturas y oscuridades.
Nicolás Alberto Díaz nunca olvida las palabras de la persona que lo motivó a ser bombero, el capitán Héctor Álvarez: "nunca vaya a ser un bombero del montón".
"Todos los días, cuando me levanto, le doy las gracias a Dios de darme la oportunidad de poder salvar vidas", afirma Nicolás.
Antes de ser bombero estuvo en el seminario San Juan Eudes, en San Pedro de los Milagros, el cual tuvo que abandonar por motivos económicos. "Cuando me dijeron que no podía seguir me fui para la capilla y le dije al señor: si no pude servirte en el sacerdocio, que es lo que yo quiero, pues entonces dame la oportunidad en otra parte". Ahora vive agradecido y le dice a Dios "me pusiste donde soy feliz, porque he salvado vidas".
Aunque tiene muchas anécdotas de momentos difíciles y duros el que más lo ha marcado es la avalancha de Villatina. Aún hoy se le aguan los ojos y le ruedan las lágrimas por la mejilla al recordar la escena de los niños formados en una acera con el chaleco que se habían puesto para celebrar una primera comunión.
Desde que ingresó al Cuerpo de Bomberos de Medellín, en 1984, y siguiendo el consejo del capitán Álvarez, ha tratado de ser ejemplar. Por eso, un año después, se le ocurrió conformar la brigada infantil.
Un museo en su casa
Lo que no le ha demandado mucho esfuerzo, pues ama lo que es, al punto que su casa se ha convertido en un museo bomberil.
Desde hace más de 20 años inició una colección de carros de bomberos que hoy llega, aproximadamente, a 500 vehículos, entre carros de esnorque, de espuma o de aeropuerto, de comandantes, motos, helicópteros y barcos.
Familiares, amigos y vecinos le han ayudado. Recuerda que un día fue a visitar a unos familiares a Estados Unidos y con la plata que llevaba empezó a comprar carros de bomberos. Ellos le dijeron: "Usted se embobó se va a gastar todos los dólares que trajo en carros". Nicolás, para que no lo molestaran más adquirió otras cosas.
Pero la vida da muchas vueltas, "ya son ellos los que me los mandan y ya soy yo el que les digo ustedes es que se embobaron", cuenta Nicolás entre risas.
En el mismo salón cuelgan cascos de bomberos, entre ellos el primero que tuvo y para lo cual se las ingenio para quedárselo pues lo debía devolver. También uno de la segunda guerra mundial que le dio un amigo de Alemania, un bombero aeroportuario jubilado que se enamoró de su museo. En una visita sorpresa le trajo un uniforme de gala con todas las insignias.
Además de artículos bomberiles la casa museo tiene muchas historias y curiosidades. Una vez que estuvo en Los Ángeles se compró un muñeco, un payaso bombero.
Cuando llegó se le ocurrió decirle a una prima que le hiciera un traje igual al del muñeco y de esta idea nació el payaso Segurín, el personaje de una campaña dirigida a niños, en la que se disfrazaba y les hablaba de la pólvora y sus peligros.
Fue tan exitosa y causó tanto impacto que otros cinco bomberos tuvieron que hacer lo mismo para poder ir a más escuelas. Estos, dice Nicolás, le echaron la culpa de que se tuvieran que disfrazar de payaso Segurín.
Su casa se ha vuelto un atractivo y muchos vecinos cuando reciben visitas las llevan a conocer la "Casa del Bombero".
Cuenta la del señor que acompañado de su hijo de cinco años fue a arreglarle la lavadora. El niño se quedó asombrado con la colección y varias veces se le acercó a su padre a decirle algo al oído hasta que el señor le dijo a Nicolás "qué pena voy a llevar este muchacho a la casa. Ya vuelvo".
Al rato volvió y le dijo "don Nicolás no me lo aguantaba, es que vea lo que le trae". El niño le mostró un carro de bomberos quemado y sin puertas. "Es que yo quiero que mi carro este ahí", le dijo el niño. Nicolás le preguntó que dónde lo quería poner y el niño fue y lo puso al lado de otros donde aún permanece.
Un pintor dibujó un cuadro con su imagen y cuando se lo llevó a la estación no faltó el compañero que dijo: "No pues también se cree el Corazón de Jesús".
Tiene todos los certificados, diplomas y reconocimientos recibidos a lo largo del servicio. Álbumes con recuerdos de personajes a los que acompañó vestido de gala: políticos, reinas, jugadores de fútbol...
Nicolás estuvo en el primer grupo que recibió capacitación en atención prehospitalaria para dar la primera atención en el lugar de las emergencias.
Algún día se quemó el salón en la que se celebraban los actos religiosos en la Estación y propuso adecuar una capilla en uno de los dormitorios. Debido a esto algunos la llaman la "Capilla San Nicolás".
De vuelta a la historia
En 1916 el cuerpo de bomberos era de voluntarios, la mayoría hijos de familias pudientes que tenían otros compromisos. En 1917 una fábrica de fósforos que funcionaba en el Parque Berrío ocasiona un incendio por lo que se ve la necesidad de crear un cuerpo de Bomberos.
Para capacitarlos se trae a un estadounidense de nombre míster Arthur August, quien advierte sobre las necesidades que tiene la ciudad. De ahí que se equipe con tres vehículos que hoy son reliquias y cada año se exhiben en el Desfile de Autos Clásicos de la Feria de la Flores.
La primera estación fue una pesebrera, en Carabobo donde hoy está el edificio Miguel de Aguinaga. Hoy son ocho estaciones en toda la ciudad. Cuenta con 16 máquinas contra incendios, un vehículo escalera, 5 de desplazamiento rápido, 6 de rescate y 7 ambulancias, entre otros equipos n
Para ser bombero se necesita tener vocación de servicio, pero además amar lo que se hace como lo demuestra el bombero Nicolás Alberto Díaz, ejemplo para las nuevas generaciones.
PARA SABER MÁS
NUEVA ESTACIÓN DE BOMBEROS
Aunque la fecha clásica se cumplió el pasado viernes 17 de agosto la celebración de los 95 años se programó para el 5 de diciembre. Para conmemorar esta celebración la Alcaldía de Medellín entregará una nueva estación de Bomberos en el corregimiento de San Antonio de Prado con todas las especificaciones técnicas y de acuerdo a todos los protocolos internacionales para este tipo de construcciones, en fecha aún por definir. También se estará publicando el libro 100 historias de un Bombero, de Nicolás Díaz.
237
Bomberos de Medellín atienden ocho estaciones distribuidas en la ciudad.
EN DEFINITIVA
Para ser bombero se necesita tener vocación de servicio, pero además amar lo que se hace como lo demuestra el bombero Nicolás Alberto Díaz, ejemplo para las nuevas generaciones.