
La Cámara de Representantes de Estados Unidos, de mayoría republicana, aprobó este miércoles una medida que anula la reforma sanitaria de 2010, en una iniciativa que no será respaldada, no obstante, por el Senado.
Tras más de cinco horas de debate en el pleno de la Cámara baja, los legisladores aprobaron la medida republicana, con 244 votos a favor y 185 en contra.
Se trata de la segunda vez en la sesión 112 del Legislativo, y 33 veces desde enero de 2011, que los republicanos de la Cámara baja aprueban una medida para anular la reforma sanitaria.
La Casa Blanca dejó en claro que el presidente Barack Obama vetará la medida de anulación en el supuesto de que el Congreso, Cámara y Senado, la envíe a su despacho.
La votación tuvo lugar dos semanas después de que la Corte Suprema dictaminara que la ley era constitucional.
Los republicanos censuraron la ley y aseguran que constituye una amenaza al empleo en perjuicio de la recuperación económica.
Los demócratas afirmaron que la revocación de la ley eliminaría la protección a los consumidores, un aspecto que mejoró la vida de millones de personas.
Según las encuestas, es invariablemente negativo el parecer de la ciudadanía hacia la ley. Los republicanos afirman que los electores tendrán la última palabra sobre la normativa en los comicios presidenciales de noviembre.
La reforma, que busca ampliar la cobertura médica universal y reducir los costos de salud, es considerada el mayor logro legislativo en política interna del presidente Obama, pero los republicanos se oponen frontalmente a la medida.
Durante el debate, los republicanos, al unísono, insistieron en que la reforma sanitaria de 2010 es una costosa intrusión del Gobierno que está agravando la situación económica en Estados Unidos.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, afirmó que la reforma sanitaria no sólo no ha reducido los costos de salud, sino que "está empeorando" la economía, "elevando los costos y dificultando las contrataciones de los pequeños negocios".
La objeción principal de los republicanos es que la reforma exige que la mayoría de los estadounidenses adquiera un seguro médico so pena del pago de una multa, que la oposición califica como un "impuesto".
En ese sentido, el líder de la mayoría republicana en la Cámara baja, Eric Cantor, dijo que Obama prometió que no elevaría los impuestos pero que precisamente la reforma los incluye.
"Es una situación precaria para millones de estadounidenses... estamos tratando de poner fin a la era de promesas incumplidas, de poner fin al cuidado de salud controlado por Washington", afirmó Cantor.
Pero los demócratas, entre ellos el legislador tejano Al Green, aseguran que los republicanos solo atacan, pero no presentan una alternativa para corregir los males del sistema de salud pública en EE.UU.
La reforma sanitaria, contenida en un documento de 2.700 páginas, extiende la cobertura médica a unos 30 millones de estadounidenses, del universo de cerca de 50 millones que no tienen un plan médico.